viernes, 11 de julio de 2008

El bebé-caracol


Mira, Nuria, esta foto seguro que te va a encantar, porque es un bebé-caracol, que son dos cosas con las que te quedas embobaíta. Ayer mismo, sin ir más lejos, entramos en una tienda y dentro había una señora con un bebé; Cuando lo descubriste, fuiste corriendo a verlo y la señora te lo enseñó. Entonces tú, le diste un besito -querías darle muchíííísimos y a todos nos hizo mucha gracia. El bebé, dicho sea de paso, también quería corresponderte y extendía sus manitas hacia tu cara con mucha ilusión (creo que además de tí, le gustaban mucho tus coletas.) Estuviste pegada a ella toodo el tiempo que estuvo allí.

También sé, de buena tinta, que los caracoles te llaman mucho la atención, ya que la palabra consta en el Diccionario de Nuria a los 2o meses, con el témino que aún hoy sigues utilizando para designarlo: . Osea, que ostenta la distinción de ser uno de tus primeros palabros.

A mamá también le gusta la foto, además creo que tiene un simil muy bonito y es que los bebés, como los caracoles, andan despacito y así, andando, andando, van aprendiendo muchas cosas y llegando lo lejos que se propongan.

La foto la ha hecho una fotógrafa que se llama Anne Geddes, a la que le gusta mucho fotografiar niños y bebés y además lo hace muy bien.

miércoles, 9 de julio de 2008

Perricuchi, el "alma" de un perrito de peluche

Me he encontrado de forma accidental, quizá más bien providencial, con el cuento de Margarita Jiménez, periodista onubense afincada en Los Madriles, que me ha dado -como diría su autor virtual Perricuchi- mucho gustirrinin leer. Es, como dice Margarita, una historia para mayores que pueden leer los niños, al tiempo que una historia para niños que pueden leer los mayores. Y eso me repanchifla.

Es además de una bonita historia para compartir de forma intergeneracional, un compendio de valores necesarios para adquirir, para transmitir y para vivir: la revalorización, sensibilidad y respeto hacia los demás seres, hacia el medio ambiente y la cultura. También es una oda hacia la vida y la riqueza interior. Por extensión hacia cualquier vidita, por pequeñita que sea…
Gracias Margarita: Nuria y Balú te mandan un besito y también a toda Villa Pâquerette.